Emprender es el camino que muchas mujeres inmigrantes recorren para poner en práctica sus conocimientos, y demostrar su valía en el país de acogida. Latifa El Mesbahi Chair, llegó de Marruecos con su carrera de Física, pero apostó por un dulce y liberador emprendimiento para afianzarse en España.
El camino recorrido por Latifa se parece al de muchas mujeres inmigrantes, que son profesionales pero que al llegar a España se abren camino emprendiendo. Ya sea por diversas razones, entre las que destacan las burocráticas o los sesgos culturales, cada día son más compañeras, quienes como Latifa, deciden emprender para lograr esa anhelada estabilidad.
¿Qué te motivó a emigrar?
Los estudios. Soy Física, pero mi profesión no tenía salida, por lo menos en ese entonces, en Marruecos.
¿Has pensado dar clases en España?
Me cuesta dar clases de Física, porque no he logrado una oportunidad para impartir sólo Física. En los Estudios de Secundaria Obligatorio (ESO), la materia que se imparte es Física acompañada de Química. Y te puedo decir que no me gusta la Química.
Además, había que hacer oposiciones, que implicaban prepararse y estudiar en una academia, algo que no podía permitirme en aquel momento. No tenía dinero y una hija de 3 años que criar.
Plan B: trabajar
“Mi idea al principio era cursar aquí estudios de tercer nivel, pero me encontré que no podía pagarme la matrícula. Entonces dije voy a trabajar. Primero busqué como au pair, como hacen todos los estudiantes. Vives con una persona a cambio de alojamiento. En mi caso ayudaba en casa, en especial con clases a los niños. Me pagaban al mes, estaba muy bien porque tenía mi habitación y vivía como una ¡reina!…”
Sin embargo, nos cuenta Latifa con una sonrisa, que era en un pueblo y como ella quería estudiar se regresó a Sevilla. Ya en la ciudad empezó a trabajar con dos personas mayores.
Destaca que con los señores también tuvo una bonita experiencia, la trataban como una hija. Nos recalca sus buenas vivencias y confiesa que trabajando con ellos conoció a su esposo.
¿Cuándo llegaste?
En el año 89 ¡Imagínate ya llevo 34 años de adopción a un 100%! Vengo de Tetuán en el norte de Marruecos, cerca de Ceuta.
¿Tienes allá a tu familia?
¡Claro! Tengo a mi mamá y mis hermanos. Mi padre falleció hace cuatro años.
Latifa, con alegría, refiere que en junio de este año los visitó. Estuvo con su madre. Le dio las gracias a Dior porque Marruecos está “súper cerca”.
Relata que cuando ella se vino a España era muy fácil entrar. No había tanta burocracia como ahora. “No me pidieron nada, era una aventura. Tenía 25 años, llegué en febrero del 89 y en julio de ese año fui a visitar a mi familia. Tenía que ir a verlos. A la vuelta no me dijeron nada, pero la tercera vez que los visité saqué el visado”.
El amor trajo el emprendimiento
Latifa apostó por un dulce y liberador emprendimiento luego de conocer a su esposo:
“Mi marido al principio trabajaba en una residencia de mayores de cocinero, pero poco a poco empezó a sentirse agobiado porque le quitaron los ayudantes y todo lo hacía él prácticamente. Entonces se enfermó de depresión y tuvo que dejar el trabajo”.
De esa crisis surgió el emprendimiento de Latifa. Decidieron hacer algo por su cuenta y empezaron con un negocio de repostería, que llamaron “Dulcería Samara”, el nombre de su hija. “Teníamos la dulcería en León XIII”.
Recuerda Latifa que pudieron iniciar gracias a unas ayudas llamada Siglo XXI. El apoyo era para la fabricación y todo el proceso, se contaba con asistencia técnica y financiera.
Revela que el primer año con la dulcería “les fue fatal”. De manera que decidieron buscar un local pequeño en Don Fadrique, frente al Parlamento de la Macarena.
“En esa calle encontramos una tienda que traspasaron, era de comestible. Allí se pagaba la mitad, en la otra el alquiler era costoso”.
Un golpe de suerte
Recuerda Latifa que todavía con la tienda en León XIII conocieron a un comercial que se dedicaba a vender pan, quien les propuso que fabricaran sus dulces y él se encargaba de venderlos. “Esa fue la puerta grande con nuestros dulces”.
¿Ustedes producían y la otra empresa vendía?
Si, así fue. La comercializadora se llama L´Andalusi. Gracias a ese acuerdo teníamos nuestra producción asegurada. Además podíamos vender de forma directa y a otros comerciales.
Aparte de esa oportunidad con L´Andalusi, la mudanza al nuevo local fue un bombazo. Llegó un momento que rechazamos a los clientes. El primer año un agobio, cero ganancias. No te puedes imaginar el dineral que tiramos. Después fue totalmente al revés, el dinero ya no sabíamos dónde meterlo. Fue un emprendimiento familiar de éxito total.
¿Cuántos años tienen con el negocio?
Nosotros ahora lo traspasamos con todo el mobiliario. Lo tuvimos operativos por más de 20 años.
¿Y esa decisión?
Cansados, mayores también y sin ganas. Mi hija, tengo una sola, no le interesa para nada el negocio porque estudió psicología. No piensa dedicarse a eso.
Claves: capital y estudio de mercado
¿Qué necesitan las emprendedoras para avanzar con sus emprendimientos?
Al principio, muchas ganas. Luego, estudiar el mercado. No pongas la tienda en cualquier sitio. En la asesoría que nos dieron no entraba el estudio del mercado, eso lo hicimos nosotros.
Algo importantísimo, aclara con seriedad Latifa, hay que contar con un capital. “Sin ahorros hubiésemos cerrado. Al principio no ves retorno y es allí cuando las ganas se apagan, porque estás pagando alquiler, servicios y detrás Hacienda, seguridad social y autónomo”.
A esas mujeres que no tienen recursos ni capital ¿Qué le aconsejas?
Plantearse un proyecto bien detallado, sacar cuentas al céntimo, de lo contrario van a cerrar y perder el préstamo, tienen que devolverlo y quedan endeudadas. Luego si no tiene capital acudir a la financiación con intereses más sociales.
También sugiere acercarse al Ayuntamiento o su distrito y preguntar por planes de iniciativa propia. En esas dependencias hay talleres técnicos. “Te dicen lo que tienes que hacer y no te ves perdida”.
¿Qué le dirías a las mujeres que sueñan con emprender?
Mujeres infórmense bien de todo y fórmense. Tienen que asistir a esos cursillos para que te orienten qué banco es el mejor, cuál tiene menos intereses. Buscar apoyo en la familia y hacer el estudio de mercado.
Emprender en lo social
Latifa siempre ha prestado su tiempo y esfuerzo a las iniciativas sociales. Actualmente participa en la Asociación Almobáraka. Allí ayudan a jóvenes de cualquier nacionalidad, pero en su mayoría son marroquíes. Se enfocan en darles clases de idiomas y ofrecerles alimentación.
Explica que la asociación tiene previsto abrir aulas para talleres como informática, mecánica y reparación de móviles, para ello están gestionando posibles financiamiento. La idea es dar clases de idiomas y también impartir un oficio, para aumentar su posibilidad laboral.
“Yo voy a la asociación dos veces por semana, pero si falta algún profesor también voy a sustituir. Doy clases de idiomas, por ahora sólo marroquí, pero con el tiempo podría dar otros idiomas”.
“Siempre me gusta ayudar. En especial a las mujeres que acaban de llegar y el idioma es una barrera. Pienso que por lo menos que aprendan español. Así pueden aumentar su posibilidad de conseguir empleo”.
Por ello, comenta que colaboró con la Asociación Amal Andaluza en la impartición de clases de español para inmigrantes durante 5 años.
También, participó en la fundación CIMME (Centro Internacional Médico para Migrantes y Extranjeros) por un año. Allí impartía clases, algunas mañanas, en el área de prevención de drogas para los jóvenes marroquíes, y con las mujeres para prevenir el embarazo y clases de árabe.
En fin, Latifa es una mujer emprendedora por naturaleza. Desarrolló un negocio exitoso, que le dio estabilidad económica para ella y su familia. Ahora emprende en lo social para ayudar a otras mujeres inmigrantes y jóvenes marroquíes, para recorrer un camino seguro y con oportunidades ciertas de integración.
De manera que si te gustó la historia de Latifa puedes compartirla o dejarnos un comentario. Asimismo, puedes contactar con ella al correo latifa_elmesbahi@hotmail.com si conoces alguna mujer que requiera clases de idiomas o simplemente orientación. Recordemos que juntas podemos construir un mar de oportunidades para todas. ¡Hasta la próxima Mujer Emprendedora!